El pan, su olor, su textura, ese de la panadería exacta que nos gusta. Caracas tiene el privilegio de ser una ciudad donde se hornea un pan extraordinario. Donde ademas se hace varias veces al día -cosa que pasa en poquísimos países-. Nada como esperar unos minutos de pie en el mostrador a que salga el pan del horno y llevar en las manos estas barras doradas aun calientes a casa. Partir la punta y que se deshaga en la boca.
El recuerdo presente, del pan campesino que papá traía a casa, de corteza gruesa y rustica, perfecto para comer con tierna mantequilla.
El pan nuestro de cada día.
En el libro Rapsodia Gourmet de Muriel Barbery, donde se describen diferentes sabores y olores. Hay un descripción del pan , fabulosa....!!. El libro es una joya.
Si el pan
"se basta a si mismo". Es porque es múltiple, no en sus modalidades
particulares sino en su esencia misma , pues el pan es rico, el pan es muchos
panes, el pan es un microcosmos.
El reincorpora
una ensordecedora diversidad, como un universo en miniatura que en la
degustación desvela sus ramificaciones. El asalto, que tropieza enseguida con
las murallas de la corteza, se asombra, nada mas superado ese obstáculo del
consentimiento que le otorga la miga fresca. Hay un abismo entre la
costra agrietada , a veces dura como una piedra, otras veces simple atuendo que
cede enseguida a la ofensiva, y la blandura de la sustancia interna que
se acurruca en las mejillas con mimosa docilidad, tanto que resulta
desconcertante.
Las fisuras del
envoltorio son infiltraciones campestres : se nos antoja un campo sembrado, nos
sorprendemos, pensando en un campesino , al caer la tarde; acaban de dar
las siete en el campanario del pueblo; se seca el sudor de la frente con la
manga de la chaqueta; termino su dura jornada.
En la
intersección de la corteza y la miga, por el contrario toma forma un molino
ante nuestra mirada interior , el polvillo del trigo revolotea alrededor de
haz, el aire esta infestado de ese polvo volátil y de nuevo cambia la escena
por que el paladar acaba de abrazar la espuma alveolada, liberada de su yugo y
puede empezar el trabajo de las mandíbulas.
Es pan sin
embargo, como si de un bizcocho se tratara, pero a diferencia del pastel o
incluso del bollo masticar pan lleva a un resultado sorprendente… un
resultado.
Al rededor de
la mesa, rumiamos todos concienzudamente y el silencio. Lejos de los
ritos y los fastos de las misas instituidas, sin llegar al acto religioso de
partir el pan y dar gracias al cielo, nos uníamos , sin embargo, en una comunión
sagrada que nos hacia alcanzar sin saberlo una verdad superior... el pan
precipitado al fondo del plato lleno de salsa...
La Tostada con
mantequilla: la mantequilla que ha perdido algo de su consistencia cremosa, no
llega a estado liquido, como ocurriría si se fundiera sola, al baño de maría en
un cazo. La tostada, asimismo pierde, parte de su sequedad algo tristona y se
convierte en una sustancia húmeda y caliente que, sin ser esponja ni pan, sino
a medio camino entre ambos, excita las papilas con su delicadeza concentrada.